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Se necesitan 1,2 mil millones de dólares para el llamamiento urgente del UNFPA para la salud y los derechos sexuales y reproductivos de las mujeres y las niñas en 2024

Maryam espera a ver a un consejero en una clínica móvil del UNFPA en el distrito de Zendajan, en Afganistán, después del terremoto del 7 de octubre. Los equipos se colocaron sobre el terreno prestando servicios vitales de salud materna y reproductiva y apoyo psicosocial inmediatamente después del desastre. © UNFPA Afghanistan
  • 12 Diciembre 2023

NACIONES UNIDAS, Nueva York – En el curso de este año se han derrumbado récords uno tras otro: el año más caluroso de la historia de la humanidad; el mayor número de personas desplazadas; las crisis de hambre en su peor momento.

Estos umbrales burlados traen consigo un sombrío punto de inflexión: una de cada 22 personas en el mundo ahora necesita apoyo humanitario, en momentos en que el sistema humanitario mundial enfrenta su mayor déficit de financiación en años.

Para apoyar a algunas de las poblaciones más vulnerables del mundo, el UNFPA, el organismo de las Naciones Unidas a cargo los asuntos de salud sexual y reproductiva, hizo hoy su llamamiento humanitario anual. Se trata de un llamamiento urgente para que se intensifiquen los servicios y programas vitales de salud reproductiva para prevenir la violencia de género; el llamamiento abarca 58 países y 48 millones de personas.

Las mayores necesidades de financiación se registran en Afganistán, donde se necesita la asombrosa cifra de 216 millones de dólares. Años de conflicto, pobreza, inestabilidad política y, en el presente, la sequía recurrente, han deshecho décadas de progreso (particularmente en favor de los derechos de las mujeres y las niñas) y dos tercios de la población necesita ayuda humanitaria.

Para agravar la situación, a principios de octubre un terremoto de magnitud 6,3 sacudió las regiones occidentales del país, matando e hiriendo a miles de personas y destruyendo los servicios de salud en zonas ya desatendidas y de difícil acceso.

Sediqa Karimi, una partera que forma parte de un equipo móvil de salud apoyado por el UNFPA, fue desplegada inmediatamente para ayudar a las mujeres en la aldea de Naeb Rafi. "Presenciar el sufrimiento de niños y mujeres en sus últimos momentos de vida me dejó traumatizada", admitió.

Afganistán es uno de los países más peligrosos del mundo para dar a luz: una mujer muere cada dos horas durante el embarazo o el parto. Para muchas personas, la red de centros de salud familiar y parteras comunitarias del UNFPA proporciona los únicos servicios de atención de la salud disponibles en regiones remotas.

“Nuestra presencia es fuente de consuelo y tranquilidad para estas mujeres necesitadas”, explicó la Sra. Karimi.
 

Woman sits on hospital bed, her hands bandaged.
Walaa, de 35 años, estaba embarazada de nueve meses cuando se derrumbó su casa en Gaza a raíz de un bombardeo cercano. © UNFPA/Bisan Ouda

Las necesidades no cesan en una crisis

Hasta septiembre, 114 millones de personas en todo el mundo habían sido desplazadas forzosamente de sus hogares.

“Cuando se produce una crisis, las mujeres y las niñas pagan el precio más alto”, señaló la Dra. Natalia Kanem, Directora Ejecutiva del UNFPA.

“A menos que las coloquemos en el centro de nuestra respuesta humanitaria, veremos más violencia de género, más matrimonio infantil y más muertes relacionadas con el embarazo y el parto.

En Gaza, Walaa, de 35 años, esperó a ver a un médico en el hospital Al-Hilo con una fractura en el cráneo y la mano derecha. “Estoy en mi noveno mes, podría dar a luz en cualquier momento”, dijo a UNFPA. “Por supuesto que tengo miedo de dar a luz en medio de la guerra… Nada es seguro, ni siquiera los hospitales son seguros”.

Se estima que actualmente hay unas 50.000 embarazadas en Gaza, con escaso acceso a la atención de la salud reproductiva, con poca comida o sin un lugar seguro donde alojarse.

En Yemen, casi la mitad de los centros sanitarios han cerrado desde que se intensificó el conflicto; el UNFPA es la única organización que presta servicios vitales de salud reproductiva en hospitales, campamentos para desplazados y clínicas móviles. En tiempos en que se producen ciclos repetidos de sequía e inundaciones, la crisis climática está multiplicando rápidamente los riesgos que enfrentan las mujeres y las niñas.

Kholoud, de 28 años, se formó como partera en la provincia de Ibb, en Yemen. “Pensé que ser partera me daría la libertad de ayudar y guiar a otras mujeres a alcanzar vidas plenas”, declaró al UNFPA.

Había renunciado a sus sueños después de sufrir años de abuso a manos de su marido. Eso así hasta que buscó refugio en un espacio seguro del UNFPA para mujeres y niñas, donde recibió asesoramiento, atención médica y apoyo jurídico para divorciarse y reclamar la custodia de sus hijos.

“Cuando pierdes toda esperanza y la voluntad de vivir, entonces de repente te llega el alivio… Así es como me salvó el centro de salud mental”, indicó Kholoud. “Por fin estoy libre de explotación, abuso y agotamiento”.

Woman overlooks a camp.
El conflicto en Yemen se ha visto gravemente exacerbado por la crisis climática. Más de 4,5 millones de personas están desplazadas dentro del país, y más de 21 millones necesitan asistencia humanitaria urgente. © UNFPA Yemen

Vulnerabilidades en aumento

Datos recientes del UNFPA indican que los países más vulnerables al cambio climático también tienen algunas de las tasas más altas de mortalidad materna y matrimonio infantil, y uno de los niveles más crónicos de violencia de género.

Durante la próxima década, el clima y los conflictos probablemente obligarán a más mujeres y niñas a movilizarse en busca de seguridad y refugio, aumentando de ese modo su exposición a la violencia: el UNFPA calcula que en 2024 más de 6 millones de embarazadas necesitarán asistencia humanitaria crítica, y que unos 84 millones de mujeres y niñas corren el riesgo de sufrir violencia de género.

Desde que estalló el conflicto en Sudán, a mediados de abril de este año, se han cerrado los centros sanitarios, y el acceso a los servicios de protección y la entrega de suministros críticos se ha visto gravemente comprometido.

“En un mes perdimos a seis mujeres durante el trabajo de parto en el hospital para el que trabajo debido a la escasez de oxitocina”, reveló un médico, que prefirió permanecer anónimo. “Es muy triste ver mujeres morir debido a la escasez de medicamentos. La felicidad de muchas familias se convirtió en un dolor insondable debido a eso”

El UNFPA está enviando a Sudán este y otros medicamentos para tratar las hemorragias, un artículo salvavidas para más de 500.000 mujeres que durante el embarazo y el parto corren el riesgo de sufrir hemorragias incontroladas, la principal causa de muertes maternas en el país.

No podemos olvidar a las personas en crisis

Al día de hoy hay unos 25 millones de personas más que necesitan ayuda que a principios de 2023, sin embargo la diferencia entre las necesidades y la financiación no hace más que aumentar: este año, los programas humanitarios del UNFPA sólo recibieron financiación del 50 %, y las respuestas a la violencia de género son uno de los sectores más desatendidos.

No obstante, este año el UNFPA atendió a más de 10 millones de personas en las emergencias más exigentes, y proporcionó servicios de salud reproductiva y protección contra la violencia de género a 4,2 millones de personas.

“Juntos estamos trabajando por un mundo en el que, sea cual sea la crisis, proteger la salud, la seguridad y los derechos de las mujeres y las niñas sea la prioridad número uno”, agregó la Dra. Kanem. “Esta es la base de la paz, la justicia y la seguridad que tanto necesitan esas personas, y el mundo”.

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